Gastronomía de Irán 

A lo largo de la historia, la gastronomía persa ha sido considerada como una de las más sabrosas y refinadas del mundo. Hoy la cocina de Irán sigue despertando pasiones y es un gran reclamo para visitar el país. En todas las ciudades y pequeñas localidades se puede comer en restaurantes característicos por poco dinero. Los restaurantes tradicionales, pequeños y acogedores, y las exóticas casas de té son lugares ideales para degustar excelentes platos y escuchar música tradicional del país.
A pesar de la latitud, los horarios de comidas y cenas en Irán son más parecidos a los de la Europa central y nórdica que a la del Mediterráneo. No se cena más allá de las 21:00 horas, aunque eso no significa que la velada termine. Té, dulces y música acompañan a los comensales hasta altas horas de la noche.
Curiosamente el yogur se usa más de entrante que de postre. Es un producto omnipresente que se consume sólo o acompañado con pepinos o musir (ajos tiernos), pero nunca con azúcar. También destaca el dugh, yogur licuado con hierbabuena o menta. El resto de productos lácteos como el queso y la nata se sirven en el desayuno, acompañados del pan persa.
Los platos principales en Irán se basan en las verduras, las legumbres, la carne y el arroz, aunque el plato nacional iraní por excelencia es el Chelo Kabab: arroz fino y largo acompañado de carne de cordero de primera calidad. El arroz, cocinado y secado al vapor, se sirve en una bandeja aparte decorado con azafrán, mientras que la carne, en tiras largas, se prepara en forma de brochetas al carbón. Este plato va acompañado de mantequilla, una yema de huevo y de sumac (bayas silvestres) y numerosas salsas.
La repostería merece un capítulo aparte. Existe una gran variedad de postres, dulces y agridulces como el Falude, mientras que en el apartado de bebidas destaca el té, que nunca se mezcla con leche y que se sirve en todos los sitios como un gesto de hospitalidad.

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